Paseando por Madrid

11/30/2015 cris 0 Comments









Paseando por Madrid
La primavera parece sentirse en esta mañana de Madrid. La plaza de Tirso de Molina llena de sol y de mil colores. Lentamente las puertas de las casetas de las flores abren la ciudad a la magia de  textura y perfumes. El sonido de las fuentes de la plaza, las conversaciones de la gente que espera el autobús, la vocecita de un niño jugando en el pequeño parque mineral, acompañan mi caminar. La luz intensa de la plaza contrasta con las sombras de las estrechas calles que salen de ella.
Caminar a pie nos deja tiempo para muchas cosas, para vagar con el pensamiento, para percibir, para ver, para sentir el paisaje en el que nos movemos, para escuchar los sonidos de la ciudad, para abrirnos al encuentro con las personas que casualmente nos encontremos en el camino. Pierre Sansot reconoce como una cierta forma de sabiduría el dejarse llevar por un camino, por un recorrido para liberarnos de las constricciones de la vida cotidiana con sus ataduras y así poder ser libres para experimentar sensaciones y acontecimientos. Acepto su idea de lentitud y me dispongo a ser el individuo con disposición a  emprender una caminata, a dar tiempo al tiempo, dar una oportunidad al espíritu para regenerarse a través de la observación, de la escucha de la contemplación, del dejarse llevar, de detenernos en lo que vale la pena.
¿Qué hago? ¿Hacia dónde me dirijo? El ruido del tráfico acompaña mis decisiones y el aviso sonoro del semáforo las acelera; decido dirigir mis pasos hacia el Centro Reina Sofía para visitar su ampliación, pero antes callejeo por el Barrio de Lavapiés para impregnarme del ambiente de sus calles y plazas. Me dejo llevar… las calles están llenas de vida, muchas tiendas con mercancías de todo el mundo, gente que va y que viene, acentos muy distintos entre ellos, que se mezclan componiendo una música improvisada.
Me siento en una terraza para saborear este ambiente de barrio que al parecer sirvió de referencia a Jean Nouvel para la creación de los nuevos espacios del Museo. Me acerco al Museo. Me siento en una terraza, escucho los sonidos las tazas el camarero que me habla en italiano, ¿tanto se nota mi acento? Sólo he pedido un café… El fuerte contraste entre sol y sombra de las callecitas del barrio me recuerda el centro antiguo de Nápoles aunque aquí la arquitectura tiene una dimensión mas modesta. ¿Pero es esto todo? Las voces autóctonas no son las mismas aunque a veces se mezclan también lenguas y acentos diversos, las bocinas no suenan con la misma intensidad, los olores no son los mismos; no encuentro el olor de la pizza recién salida del horno sino otros olores de comida quizás mas especiadas… ¿Qué hace que una ciudad sea diversa de otra? ¿Qué hace de este sitio tan reconocible y característico de Madrid, la arquitectura, los sonidos, la gente…? ¿En qué reside la identidad de cada ciudad?
Me levanto y continúo caminando. Un paseo puede resultar un buen ejercicio de escucha que nos ayuda a ser conscientes de nuestro entorno sonoro inmediato. Un sonido nuevo aparece y a medida que avanzo va cubriendo los otros sonidos, poco a poco invade mis pensamientos: es el ruido de una  fuente situada en  el ensanche de una de las calles del Barrio demasiado grande demasiado ruido. El sonido del agua tan agradable y refrescante en las pequeñas fuentes, se convierte aquí en un ruido excesivo, en un elemento que cumple una función puramente decorativa y que se convierte en fuente de contaminación y nada más. ¿Dónde está el problema? Quizás sea una simple cuestión de medida… La escucha de la ciudad nos permite comprender los ritmos, las voces de nuestro barrio, pueblo o ciudad y al mismo tiempo disfrutar la belleza del sonido y también nos hace  conscientes de la polución sonora en nuestro entorno. Finalmente allí está un magnífico escenario rojo y negro que se levanta ante mis ojos. Continúo mi recorrido sensorial vagabundeando por el edificio. Surgen en mi mente recuerdos, palabras… Al contemplarlo me vienen a la mente las palabras de la que fue directora del Centro en el momento de la ampliación, Ana Martínez Aguilar:
El propio edificio es ya arte en sí mismo.”
pero claro, la arquitectura es algo más que una cuestión de arte, ¿o no?…
Un pintor puede pintar una rueda cuadrada, un arquitecto, no.” (Luis Kahn)
“[…] Quando ci troviamo all’interno del Panteon siamo colpiti dal superbo cassettonato che si conclude verso l’alto nella liscia colotta e nell’occhio sul cielo… E ancora una trappola acústica che dona alla cavità inmensa una bella sonorità […] Ci troviamo dinanzi ad una forma di architettura completamente espressa. Tutto contribuisce a far si che quell’edificio arrivi a un sommo grado di semplicità , di chiarezza, suscitando in noi una profonda emozione.” (Francesco Venezia)
Para mí no es una ruptura, con este edificio he querido hacer una continuidad […] Es el primer edificio de esta técnica que se construye en España. Si lo hubiera hecho en Francia o Inglaterra hubiera sido mucho más fácil.” (Jean Nouvel)
“[…] Tampoco ha variado, por lo tanto, el patio interior, tan interior como abierto, al menos parcialmente, y que es uno de los aciertos más importantes del proyecto, sin duda ninguna el que mejor disponía el espacio libre. Permanece la gran cubierta que protege este patio y tapa todos los pabellones, dando unidad y carácter al conjunto y enlazando con la cornisa del edificio de Sabatini […] (Antón Capitel)
Pocos parecen dar importancia al hecho de que la célebre cubierta es una superficie reflectante que amplifica el ruido del tráfico de la vecina Ronda de Valencia creando así un espacio ineludiblemente marcado por el ruido. El patio cubierto me provoca una sensación extraña algo así como un sentimiento de desubicación debido a esta mezcla sonora que genera el espacio. Es una sensación de esquizofonía la que me invade al entrar en este espacio. Los sonidos humanos, las voces y pasos del patio contrastan y se oponen en mi mente al ruido del tráfico. Estoy ante una escenografía espectacular, ante una auténtica marca visual buscada por el arquitecto y querida por los administradores y gestores que encargaron el proyecto. El edificio genera unas dudas inquietantes. ¿Es que la arquitectura moderna es sólo cuestión de firma, de marca? Su presencia suscita muchas preguntas… muchos temas de debate… continúo caminando.
 Publicado en Sul Ponticello          http://www.sulponticello.com/paseando-por-madrid/#.VlwojvkveBY

foto: Cristina Palmese

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